jueves, 24 de mayo de 2012

La ventaja de un hombre llano

El singular mundo terrestre, plasmado de fenómenos incomprensibles, plagado de estatus y condiciones, con aquella maldita ambición, con aquella egoísta avaricia, y entre las hojas de un arbusto de un pequeño jardín, justo al medio de la peculiar vida, aparece el hombre sencillo, llano, que se asombra de lo poco, de lo que algunos avanzados llaman “natural”, pero el sigue allí, descubriendo cada verde destello cual alimenta su alma, mirando y dirigiendo su corazón al cielo, rogando, no por entender sino por aceptar su penitencia de ingenuidad; no obstante como él hay muchos, y como avanzados hay más, pero tras el sudor de su sien, surgió el dilema ¿Cuál es la prudencia existencial?. Aquel hombre que vivió cien años de comprender solo que el cielo es bello, un segundo antes de morir escucho a un hombre decir “…Cuando no se puede lo que se quiere, entonces se debe querer lo que se puede…”, en ese momento supo que no vivió en vano, hoy vive en el paraíso dotado del todo.